Hace unos días el periodista Javier Salas publicaba en el país este artículo titulado “Sepultados bajo la mayor avalancha de estudios científicos”. Y es que cada dos semanas se duplica el número de artículos sobre el susodicho tema COVID-19. Si desde 2009 se publicaban de media unos 3.000 artículos sobre coronavirus en todo el mundo y cada año, ahora se publican unos 700 cada día y van más de 20.000 en apenas 3 meses.
Con las personas confinadas en sus casas en medio mundo y retiradas de las calles, las plataformas de redes sociales se han convertido en una de las mejores herramientas para comprender la discusión social entorno a este y a cualquier otro tema. Estudiar las redes sociales puede ser útil e informativo para evaluar cómo se está haciendo frente a esta crisis global. Sin embargo, esa idea que a priori podría dar mucha información, debe ser analizada con detenimiento debido a que las Redes Sociales (RRSS) están pobladas de máquinas y cuentas automatizadas que pueden amplificar ciertos temas de discusión a expensas de otros.
He encontrado varios artículos sobre este tema (de hecho, decenas), pero me ha parecido muy interesante la conclusión de este texto de Emilio Ferrara, de la Universidad de California - “#COVID-19 On twitter: Bots, Conspiracies, and Social Media Activism”.
En el artículo se han estudiado 43,3 millones de tuits escritos en inglés sobre COVID-19 y han encontrado evidencias tempranas sobre el uso de máquinas (bots) para promover algunas conspiraciones políticas en los Estados Unidos, pero también se han convertido algunos de estos bots en herramientas para permitir el activismo participativo y que se muestre información en twitter que de otra forma habría sido censurado.
Los datos fueron recogidos en tiempo real desde el 21 de Enero de 2020, el dìa que se notificó el primer caso de COVID-19 en suelo estadounidense, hasta el 12 de Marzo, un día antes de decretar el estado de emergencia nacional. Obviamente las tendencias pueden ir cambiando según las fechas y zonas estudiadas, pero en este caso se han centrado en los índices que delatan un bot y si los mensajes son para:
- Por un lado, promover conspiraciones políticas y hashtags divisivos junto con el contenido COVID-19
- Por otro lado el activismo participativo para sacar a la palestra temas que de otra forma habrían sido censurados en China.
Los resultados muestran que las cuentas se han usado para “el bien” y para “el mal”.
Por un lado, han observado cómo las cuentas con indicadores de bot altos usan COVID-19 como un vector para promover la visibilidad de los hashtags ideológicos que generalmente están asociados con la derecha alternativa.
Pero también han observado la probabilidad de que los bots se usen para fomentar la discusión democrática, descubrir problemas que de otro modo podrían ignorarse o censurarse, y finalmente atraer la atención sobre la libertad de expresión y las violaciones de los derechos humanos que se han informado en China.
Lo cierto es que la evidencia sugiere que los bots y la automatización son simplemente herramientas. Por lo tanto, las soluciones generales para limitar o prohibir la adopción de herramientas de automatización de producción de contenido en línea, a la vez que tienen los beneficios positivos de proteger contra el abuso, pero también pueden tener el efecto secundario de desautorizar a los grupos que pueden estar utilizando estas herramientas para promover la diversidad de información y la apertura de opinión para beneficio de la sociedad.
¡Qué bueno!
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